¿En quién está tu confianza? ¿A quién o qué recurres en tus tiempos de angustia? Cuando las cosas no marchan bien y los planes salen exactamente como no esperabas que salieran, debes entender dos cosas: la primera es que la Palabra de Dios no se equivoca al decir que “los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28) y lo segundo a saber es que ese tipo de situaciones que no nos esperábamos, que no nos gustan, solamente nos están encarrilando en una vía unidireccional, solo nos conducen a un lugar al cual deberíamos llegar racionalmente… a los pies de nuestro Señor Jesucristo. Es un destino al que deberíamos llegar en respuesta a su llamado “con lazos de amor” (Oseas 11:4).
Cuando el rey David escribió el Salmo 118 no solo dejó ver que estaba pasando por una situación difícil sino también que confiaba ciegamente en el Señor y su protección. Las situaciones difíciles y los tiempos de angustia son algo por lo que todos debemos pasar, permitirnos crecer en fe y procurar avanzar al siguiente nivel. Nos ayudará entender que el Señor está con nosotros y que nadie nos puede hacer nada que se salga de la voluntad de nuestro Señor, “ninguna arma forjada contra ti prosperará” (Isaías 54:17).
Salmo 118:5-7
5 Desde mi angustia clamé al Señor,
y él respondió dándome libertad.
6 El Señor está conmigo, y no tengo miedo;
¿qué me puede hacer un simple mortal?
7 El Señor está conmigo, él es mi ayuda;
¡ya veré por los suelos a los que me odian!
En tus tiempos de angustia clama al Señor, Él te responderá dándote libertad, Él está contigo y nadie te podrá hacer daño, Él está contigo y Él es tu ayuda, verás por los suelos a los que te odian.