Estamos acostumbrados a escuchar y repetir dichos como “después de la tormenta llega la calma” y “cuando la noche es más oscura pronto amanecerá”. Se ha hecho parte de nuestro argot popular frases como que “no hay mal que dure mil años”. Son frases con las que muchos crecimos pero que tal vez nunca las habíamos tenido que poner a prueba como hoy. El mundo llevaba 100 años sin una calamidad como la que vivimos, en 1918 el mundo de la época conoció la Fiebre Española que dejó entre 17 y 50 millones de muertos, fue una tragedia que marcó al mundo pero nosotros no la vivimos, no tenemos memoria de esos eventos. Para nosotros esta es la tragedia más grande que ha sacudido al mundo, al menos nuestro mundo. Las calles están vacías como nunca y la incertidumbre se comienza a apoderar de muchos.
Este es el momento para recordar que es cierto que después de la tormenta llega la calma pero que aún en la tormenta Dios sigue siendo paz. Todos vivimos momentos difíciles pero es tiempo de resistir la dificultad y acercarnos a Dios. Dicen los noticieros que en la China se están viviendo las tasas más altas de separaciones de la historia y nosotros que somos el pueblo de Dios no podemos quedarnos quietos ante tal atrocidad. Nosotros tenemos que aprovechar este tiempo y acercarnos a Dios, prepararnos para cuando cambien los tiempos, ser como el hombre que se describe en el Salmo 1 “que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella”.
Nosotros, el pueblo de Dios, tenemos que avanzar al siguiente nivel, meditar en la Palabra de Dios de día y de noche. Pronto toda esta crisis pasará y lo que viene es algo sin precedentes. Las iglesias van a estar más llenas que nunca. Vamos a ser tantos que no vamos a tener espacio en las iglesias. El nuevo reto será albergar a tantos nuevos creyentes, los espacios que se están acomodando como hospitales improvisados para poder dar atención medica van a ser usados para congregar el pueblo de Dios y brindar atención espiritual. Es hora de que el pueblo que lleva Su Nombre se prepare para recibir los nuevos creyentes y esta preparación no solo implica espacios sino enseñanza. Todos los creyentes actuales debemos estar en la capacidad de enseñar la Palabra de Dios y guiar a nuestros nuevos hermanos. Se viene el avivamiento pero para ver esto es primordial humillarnos ante Dios, orar, buscarlo y abandonar nuestra mala conducta. Con toda seguridad, como dice 2 Crónicas 7:14, Dios nos escuchará desde el cielo, perdonará nuestro pecado y restauraré nuestra tierra.
Cuando todo esto termine, volveremos a nuestras rutinas, volveremos a saludar de beso y abrazo, asistiremos a eventos masivos, volveremos a acercarnos a otras personas sin temor, regresaremos a nuestros trabajos. Cuando todo esto termine, habrá muy pocas diferencias. La gente se amontonará en el transporte público y las familias pasarán sus fines de semana juntos, pero el pueblo de Dios habrá crecido, seremos más diciendo las palabras del Salmo 111: ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Seremos más personas diciendo que ¡El Señor es clemente y compasivo!, que ¡Su nombre es santo e imponente! Y que ¡Su alabanza permanece para siempre! Prepárate, estamos a punto de comprobar la veracidad de las palabras de Jesús cuando afirmó que “la cosecha es abundante, pero son pocos los obreros”. Te invito a prepararte y ser uno de esos pocos obreros. Aprovecha este tiempo y déjate llevar al siguiente nivel en tu relación con Dios.
Salmo 111
1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Alabaré al Señor con todo el corazón en la asamblea, en compañía de los rectos.
2 Grandes son las obras del Señor; estudiadas por los que en ellas se deleitan.
3 Gloriosas y majestuosas son sus obras; su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho memorables sus maravillas. ¡El Señor es clemente y compasivo!
5 Da de comer a quienes le temen; siempre recuerda su pacto.
6 Ha mostrado a su pueblo el poder de sus obras al darle la heredad de otras naciones.
7 Las obras de sus manos son fieles y justas; todos sus preceptos son dignos de confianza,
8 inmutables por los siglos de los siglos, establecidos con fidelidad y rectitud.
9 Pagó el precio del rescate de su pueblo y estableció su pacto para siempre.
¡Su nombre es santo e imponente!
10 El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos.
¡Su alabanza permanece para siempre!
Amén damos gracias al señor porque el sentir de su pueblo es uno sólo hoy! compartimos esta palabra con alegría Yonahatan.
Es un tiempo de crecimiento. Gracias a Dios por ECA que no solo ha provisto a nuestros niños de educacion sino tambien de amor y crecimiento espiritual. Las tareas de Bible han sido una super bendicion. Una linda oportunidad para meditar en la palabra en familia.