Este año escolar 2025–2026, nos uniremos para reflexionar y crecer en torno a uno de los valores de ECA que encierra mucho más de lo que parece: Responsabilidad. El significado de esta palabra tiene que ver con mucho más que solo cumplir tareas o seguir reglas, sino de formar carácter, fe y propósito en nuestros hijos… y también, en nosotros como padres.
La palabra responsabilidad proviene del latín “respondere”, que significa responder, y del sufijo -bilitas, que indica capacidad. Así, etimológicamente, responsabilidad significa la capacidad de responder—no sólo ante otros, sino ante nosotros mismos, nuestras decisiones, y sobre todo, ante Dios.
Este llamado a la responsabilidad está maravillosamente expresado en Colosenses 3:17:
“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.”
Pablo escribió estas palabras desde la prisión, recordando a los creyentes que toda nuestra vida —pensamientos, comportamientos y acciones— debe estar centrada en Cristo.
En el mundo antiguo, el nombre de una persona reflejaba su identidad, autoridad y reputación. Actuar en el nombre de alguien era representarlo con integridad y fidelidad. Por eso, cuando Pablo nos dice que todo lo hagamos en el nombre del Señor Jesús, nos está llamando a vivir de manera coherente con su carácter: con verdad, amor, humildad y excelencia. Cada pequeño acto, cada palabra, cada decisión del día… puede ser una expresión de fe.
Como padres, tenemos la hermosa y desafiante responsabilidad de formar vidas. Y no se trata solo de dar instrucciones, sino de ser modelo vivo de lo que enseñamos. Este versículo nos llama a ser responsables en lo cotidiano, no solo en lo espiritual: En cómo hablamos con nuestros hijos, en cómo tratamos a nuestra pareja y a quienes nos rodean, en cómo respondemos al cansancio, al estrés o a los desafíos y en cómo cuidamos nuestra vida interior y cuando nadie nos ve.
Responsabilidad es decidir conscientemente:
- Hablar con verdad y amabilidad
- Trabajar y servir a otros con diligencia, como si fuera para Dios
- Amar, perdonar y enseñar con el ejemplo
- Ser coherentes, incluso cuando es difícil
Recordemos: Somos representantes de Jesús en nuestro hogar y nuestros hijos no solo aprenden con lo que les decimos, sino, sobre todo, con lo que nos ven vivir.
Queremos comenzar este año preguntándonos:
- ¿Hay alguna parte de mi vida diaria que aún no he rendido a Jesús?
- ¿Estoy viendo mis responsabilidades como cargas… o como oportunidades para servir con gratitud?
- ¿Refleja mi actitud, en casa, en el trabajo o incluso en internet, el carácter de Jesús?
Los animamos a realizar este reto: Elijan una responsabilidad —grande o pequeña— y llévenla a cabo conscientemente en el nombre de Jesús, como un acto de fe y gratitud.
Oremos
“Señor Jesús, ayúdame a llevar bien Tu nombre. Enséñame a ver mis responsabilidades no como cargas, sino como oportunidades para glorificarte. Que cada palabra y cada acción reflejen hoy Tu amor y Tu verdad. Gracias por confiarme esta vida. En Tu nombre, amén.”
Rodrigo & María Helena Yepes
Spiritual Care Coordinator