¿Vale la pena servir cuando nadie lo nota?
Quizás alguna vez te ha pasado que, después de un día agotador atendiendo a los niños, ayudando en casa, sirviendo en la iglesia o escuchando a alguien con paciencia, te preguntas: “¿Realmente esto hace alguna diferencia?” A veces, el trabajo cotidiano, y sobre todo el que hacemos por otros, parece invisible. No trae aplausos ni premios. Nadie lo publica en redes sociales ni se menciona en voz alta. Simplemente, se hace… y muchas veces, se olvida.
Pero… Dios no olvida. Hebreos 6:10 nos da una promesa sencilla, pero profundamente alentadora: Dios ve, Dios recuerda y Dios valora cada acto de amor que hacemos por Él.
En el contexto original de este versículo, el autor está animando a creyentes que habían estado sirviendo fielmente a otros cristianos, incluso en medio de dificultades. Tal como muchas familias hoy que sirven con constancia, en lo cotidiano, sin buscar reconocimiento; estos creyentes estaban mostrando amor verdadero a Dios, no tanto con palabras, sino con acciones concretas.
No siempre veremos los frutos inmediatos de lo que hacemos. Tal vez nuestros hijos no agradezcan cada comida, o nuestros esfuerzos por enseñarles sobre Dios parecen no tener efecto. Tal vez el tiempo que invertimos en ayudar a otros pase desapercibido. Pero Hebreos 6:10 nos asegura algo hermoso: Dios no es injusto. Él no pasa por alto lo que tú haces con amor por Su nombre.
Cada vez que eliges servir, perdonar, compartir, o cuidar de alguien en nombre de Jesús, estás construyendo algo eterno. Aunque nadie lo vea, Dios lo ve y Él no se olvida.
Como familias, Dios nos ha confiado la hermosa responsabilidad de formar corazones, modelar el carácter de Cristo y sembrar la fe en las nuevas generaciones. A veces esa tarea puede sentirse pesada o silenciosa, pero no es insignificante. Cada vez que elegimos hacer lo correcto, aunque cueste; cada conversación que apunta a Jesús; cada gesto de servicio dentro o fuera del hogar —todo eso tiene valor eterno. Hebreos 6:10 nos asegura que Dios no pasa por alto ese esfuerzo. Nuestra fidelidad hoy será parte del testimonio que Dios usará mañana.
Oremos juntos:
Padre Celestial, gracias por ser un Dios justo y fiel. Gracias porque Tú ves cada pequeño acto de amor que hacemos en Tu nombre. Ayúdanos a servir con alegría, sin esperar reconocimiento humano, sabiendo que Tú no olvidas. Renueva nuestras fuerzas como familia y enséñanos a vivir cada día con propósito y amor, en el nombre de Jesús, amén.
Rodrigo & María Helena Yepes
Spiritual Care Coordinator