La gratitud es sencilla cuando todo va bien. Cuando la salud es estable, cuando los hijos están felices, cuando el trabajo fluye y la vida parece en orden. Sin embargo, la Biblia nos invita a algo más profundo: a vivir una gratitud que nace de la confianza en Dios en cualquier circunstancia, no solo en las temporadas cómodas.

El salmista declara:

 “Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.”
Salmo 118:1 (NVI)

 Y el apóstol Pablo lo reafirma:

“Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.”
1 Tesalonicenses 5:18 (NVI)

Esto incluye los días luminosos y también los más oscuros. Significa dar gracias cuando celebramos y cuando estamos cansados, cuando todo se acomoda y cuando nada tiene sentido. La gratitud no es un mandato cruel; es un camino para recordar que Dios sigue siendo bueno, fiel y presente en cualquier situación aún cuando nuestras emociones fluctúan.

Dar gracias en todo tiempo—en la alegría y en la tristeza, en la claridad y en la incertidumbre—no es ignorar el dolor; es reconocer que Dios está presente en cada paso, sosteniéndonos incluso cuando no entendemos lo que ocurre a nuestro alrededor.

Corrie ten Boom, sobreviviente de los campos de concentración nazis, aprendió el valor de esta gratitud profunda en circunstancias extremas. Ella y su hermana Betsie fueron llevadas a un barracón atestado, oscuro y lleno de pulgas. En medio del sufrimiento, Betsie insistió en agradecer a Dios por todo, incluso por las pulgas.

Corrie protestó: ¿cómo agradecer algo tan desagradable?

Tiempo después descubrieron que los guardias evitaban entrar al barracón precisamente por las pulgas. Gracias a eso, podían leer la Biblia, orar y compartir esperanza con otras prisioneras sin ser interrumpidas. Aquello que parecía una molestia insoportable se convirtió en una inesperada protección de Dios.

Esta historia nos recuerda que Dios obra en formas que a veces no podemos ver inmediatamente, y que la gratitud nos abre los ojos para reconocer Su fidelidad aun en lo imposible.

Así es la gratitud que evidencian los hijos de Dios: una postura del corazón que reconoce que, aunque no todos los eventos son buenos, Dios sí lo es.

En las pruebas, la gratitud nos ancla en el carácter inmutable de Dios, no en nuestras circunstancias. En el dolor, nos recuerda que no estamos solos, que Él sostiene nuestro corazón y nos da fuerza para cada día. En la espera, abre nuestros ojos a lo que Dios está formando en nosotros o los que amamos. En la alegría, nos hace conscientes de que todo proviene de Él. Y en la incertidumbre, fortalece nuestra fe para descansar en su bondad.

Dar gracias en todo tiempo no significa que todo sea bueno, sino que Dios es bueno en todo, y Él merece nuestra confianza.

Hoy quiero que medites en cuál área difícil de nuestra vida necesitas comenzar a ver con una gratitud que nace de confiar en la bondad de Dios?

Oración

Señor, gracias porque eres bueno en cada temporada de mi vida. Ayúdame a darte gracias no solo cuando todo está en orden, sino también en los momentos de dolor, incertidumbre o cansancio. Enséñame a verte en medio de cada situación, así como Corrie y Betsie descubrieron tu fidelidad en un lugar de sufrimiento. Que mi corazón aprenda a confiar más en Ti que en mis emociones, y que pueda modelar esa gratitud a mi familia. En el nombre de Jesús, amén.

Rodrigo & María Helena Cortés

Spiritual Care Coordinator

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