Cuando las cosas no marchan bien y los planes salen exactamente como no esperabas que salieran debes entender dos cosas: la primera es que la Palabra de Dios no se equivoca al decir que “los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” y lo segundo a saber es que ese tipo de situaciones que no nos esperábamos, que no nos gustan, solamente nos están encarrilando en una vía unidireccional, solo nos conducen a un lugar al cual deberíamos llegar racionalmente… a los pies de nuestro Señor Jesucristo. Llegar a Él ante su llamado “con lazos de amor”.
 
Cuando el rey David escribió el Salmo 118 no solo dejó ver que estaba pasando por una situación difícil sino también que confiaba ciegamente en el Señor y su protección. Las situaciones difíciles y los tiempos de angustia son algo por lo que todos debemos pasar, permitirnos crecer en fe y procurar avanzar al siguiente nivel. Nos ayudará entender que el Señor está con nosotros y que nadie nos puede hacer nada.
 
En tus tiempos de angustia clama al Señor, Él te responderá dándote libertad, Él está contigo y nadie te podrá hacer daño, Él está contigo y Él es tu ayuda, verás por los suelos a los que te odian.
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