¿Cómo imaginas el amor de Dios? ¿Cómo amas a tu prójimo? Es impresionante pensar en el amor de Dios. Si lo compararas con una nube, estoy seguro que esa nube cubriría toda la tierra en un espectacular abrazo eterno. De hecho, creo que esa nube, representando el amor de Dios, cubriría mucho más que el diminuto planeta tierra en que nos movemos. El amor de Dios no tiene un límite, es infinito. El amor hace parte de los tantos atributos de Dios, atributos tan impresionantes como difíciles de entender para la mente humana. ¿Cómo le explicas a un niño de 5 años que Dios es omnisciente? ¿Cómo se lo explicas a un adulto que en sus más de 40 años nunca ha escuchado nada de Dios? Detente por un momento a pensar en esto… ¿cómo lo harías? ¿Cómo les explicarías que además de saberlo todo, lo ve todo y está en todas partes? ¿Cómo explicarías que Dios ama y la magnitud de ese amor? Tal vez la explicación sobre el amor sea mucho más fácil y el motivo es que tú puedes sentir amor. Es algo que te es familiar, pero ¿sabías que el ser humano es el único ser de toda la creación que puede amar? Dios lo quiso así, Él quiso que los humanos tuviéramos la capacidad de amar, aunque en ocasiones decidamos no hacerlo. Nuestro amor debería ser tan intenso como el amor de Dios ¡créelo, así es! Tú puedes amar así como Dios ama y lo sé porque Jesús nos ordenó que lo hiciéramos. Él nos ordenó amarnos los unos a los otros así como Él nos ha amado. Juan 15:12 dice: “ Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado”. Y… ¿cómo nos ha amado Jesús? Él nos ha amado con el mismo amor que Dios lo ha amado a Él.          “Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes” (Juan 15:9). Es decir, nosotros debemos amar a las personas así como Dios ha amado a Jesús, de la misma forma en que Jesús nos ha amado a nosotros. En ocasiones creemos que ese amor solo se demuestra con heroicos actos de valentía pero no es solo así. Amamos cuando escuchamos, ayudamos, damos aliento o damos algo que la otra persona necesita. Siempre lo podemos hacer, el Señor nos ha equipado para amar. Tenemos todo lo que se necesita para amarnos los unos a los otros, si no fuera así, Jesús no nos lo hubiera ordenado, Él nunca nos pide hacer algo que no podamos. No dejes que los problemas te hagan sentir incapaz de amar. Tú puedes dar amor, tú puedes escuchar, ayudar, dar aliento y dar algo que otra persona necesite y cuando sientas que ya has cumplido la tarea… ¡ama un poco más! No elijas a quién amar, ama a todas las personas, incluso a tus enemigos “ Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen” (Mateo 5:44). ¡Ama y difunde el amor de Dios sin ponerte límites!
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