La palabra del Señor nos dice que como familia, estar juntos y en armonía es bueno y delicioso. Disfrutar y deleitarnos en los tiempos que tenemos para compartir con las personas que amamos, sea nuestra familia cercana, extendida o amigos, le gusta a Dios. ¿Cuál es el resultado de amarnos, estar en armonía y deleitarnos unos con otros? Dios envía su bendición y vida eterna.
Sin darnos cuenta nos encontramos viviendo en el afán y estrés de la vida, tratando de cumplir con todas las expectativas que queremos alcanzar o que otros nos imponen. Tratamos de tener todo bajo control y nos perdemos la oportunidad de parar y disfrutar de la compañía de nuestra familia.
Por otro lado, muchas veces oramos y oramos, clamamos y ayunamos a Dios por una respuesta a nuestras necesidades y no la obtenemos. ¿Por qué? Puede ser porque estamos en medio de un proceso y Dios está trabajando con nosotros en asuntos que a veces no vemos ni entendemos, pero que Él quiere desarrollar para lo que viene en el futuro. Otra razón es que Dios es un Dios de unidad, no respalda el individualismo ni el aislamiento como lo exalta la cultura del mundo, menos cuando oramos. Necesitamos tener un tiempo con Él a solas, pero la Biblia nos enseña una y otra vez el poder de orar con otros en unidad para recibir respuestas a nuestras peticiones.
A Dios Padre le gusta y respalda con su bendición y vida cuando sus hijos, su familia de la fe se une para deleitarse en la comunión unos con otros, para jugar juntos, para hablar de cómo nos sentimos y para orar. Cuando practicamos el amor en familia y comunidad, la bendición que recibimos es que el ambiente emocional y espiritual de nuestra familia cambia, se torna en alegría, esperanza, amor y fe. La casa se convierte en un hogar al cual todos quieren llegar porque se convierte en un gozo, y paz, un lugar seguro, un refugio que protege de las tormentas de la vida y de la opresión del mundo y de satanás.
Dios es uno y Su amor nos une. Unidos de corazón, juntos y deleitándonos en armonía, somos más fuertes y sanos emocional y espiritualmente, nuestras oraciones tienen mayor respaldo de Dios. Hay respuestas, hay bendición y vida eterna del Padre, quien se alegra al ver a sus hijos e hijas en comunión.
¿Cuáles acciones vas a tomar durante las siguientes semanas para pasar tiempo de alegría y comunión con tu familia?
Oremos: Padre en el nombre de Jesús me arrepiento de mi falsa espiritualidad aislada e individualista, por favor perdóname y desde hoy decido deleitarme al reunirme con mi familia para alegrarnos y compartir en comunión el Nombre de Jesús. Por favor, en la medida que crezco en deleitarme con ellos, al estar juntos en armonía, envía bendición y vida eterna que supla nuestras necesidades. Amén.
Rodrigo y María Helena Yepes
Spiritual Care Coordinator